La calabaza fresca nos recuerda a Halloween con sus faroles tallados. Cuando comemos esta calabaza anaranjada, suave y algo dulce, usualmente tostamos su semillas o pepitas (pipas). El puré enlatado es la forma más común de comerla, pero la calabaza fresca se puede hornear, hervir, sofreír, cocer en microondas y convertirse en un sabroso puré.
Ya sea en lata o casero, el versátil puré de calabaza puede agregarse a tartas, pasteles, galletitas, panecillos s y panqueques. La popularidad de la calabaza en otoño no es accidental. En octubre se vende cerca del 80% de la cosecha de EE. UU. Busca diferentes variedades en los mercados de productos frescos y en los cultivos locales de calabaza. Para cocinar, las mejores son las más pequeñas, para tartas, conocidas en EE. UU. como “sugar pie, cheese y milk pumpkins”. Éstas tienen una pulpa más dulce y firme que la de las calabazas más grandes.
Compra unas calabazas extra y agrégale un sabor otoñal a tus comidas con estas fáciles recetas:
Ensalada paraguaya de mandioca
Sopa crema picante de calabaza
Mole cremoso de calabaza
Tamales estilo de Oaxaca
Pollo en salsa de tomatillo
Pan de calabaza y nueces de la abuela
Flan de queso crema y calabaza
Exquisito pastel de calabaza en cuatro capas
Palanquetas de cacahuates y pepitas de calabaza